Decálogo para hacer la tesis doctoral sin caer en el desánimo

Redacción

La tesis doctoral permite que el estudiante realice una rigurosa investigación que le conferirá la mayor dignidad académica, según Álvaro de Diego, director del Programa de Doctorado de la UDIMA.

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En ocasiones, el desánimo visita a los doctorandos más motivados y optimistas. A veces, se puede sentir que no se avanza, que no es la dirección correcta, se llega a poner incluso en duda la propia línea de investigación, y esto hace que se caiga en un profundo desánimo.

La Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) ofrece un Decálogo sobre cómo realizar una tesis doctoral y no entrar en una espiral negativa de pensamientos, que pueden conducir hacia el abandono de la investigación.

Contra ello, el doctor Álvaro de Diego González, director del Programa de Doctorado en Derecho y Sociedad de la Universidad UDIMA, recuerda que “la tesis doctoral permite que el estudiante realice una rigurosa investigación que le conferirá la mayor dignidad académica. Un doctor es alguien que puede investigar de manera independiente y guiar a otros en sus investigaciones".

Este Decálogo propuesto por la UDIMA contempla los requisitos y condiciones necesarias para realizar una adecuada investigación científica:

1. Perfil adecuado. Con carácter general y conforme a la legislación vigente, para el acceso a un programa de doctorado es necesario estar en posesión de los títulos oficiales españoles de Grado, o equivalente, y de Máster universitario, o equivalente, siempre que se hayan superado, al menos, 300 créditos ECTS entre estas dos enseñanzas.

2. Tema. La tesis establece un vínculo a lo largo de unos años y no es cómodo estar en una relación a disgusto. Por ello es importante elegir un tema que guste al alumno y que esté relacionado con su desempeño profesional. De este modo, no solo la tesis estará aportando, sino que el alumno podrá aportarle a la tesis desde un principio.

3. Director de tesis. Con el fin de elegir un buen criterio para la dirección de la tesis, será importante seleccionar a alguien competente y disponible. Quien vaya a guiar debe tener cierta experiencia en la dirección de trabajos de investigación, ha de saber del tema y deberá dedicarse el tiempo suficiente.

4. Planificación. Hay que ser consciente desde el principio de que se está ante un maratón intelectual. El trabajo constante y la dosificación de las fuerzas evitarán que se desfonde antes de tiempo. El Programa de Doctorado, dependiendo de la dedicación y capacidad del estudiante, así como de la particularidad del tema de tesis escogido, suele conllevar un periodo de tiempo de entre dos y cinco años.

5. Compartir. Es recomendable, aunque sea un trabajo en solitario, que los resultados que se vayan alcanzando, y las pequeñas frustraciones, sean compartidas con los compañeros de promoción. Esto ayudará a no sentirse solo.

6. Publicación. Antes de leer la tesis, la legislación sobre el doctorado exige la firma de artículos (trabajos parciales de la investigación) en revistas o adelantar algunos resultados en congresos académicos. Esto permitirá alcanzar algunas cotas en espera de coronar la cima.

7. Apoyos. Los familiares y amigos aumentan las fuerzas en momentos de necesidad y ánimo, así que, hay que ser comprensivo con quienes no comprenden pues, solo “quien lo probó lo sabe", dijo del amor Lope de Vega.

8. Perfección. Evitar el perfeccionismo excesivo. El objetivo es la adquisición de las competencias, destrezas y habilidades precisas a través de un conjunto de actividades planificadas, desarrolladas y ejecutadas para tal fin. Se conocen estas como Complementos de Formación y Actividades Formativas. Hay un momento en que la tesis está lista para su defensa y no hay excusas para alargar la espera.

9. Ilusión. Hay que disfrutar en la defensa de la tesis doctoral. En principio, es solo una vez en la vida y el trabajo ya habrá pasado los obstáculos más difíciles.

10. Continuación. La tesis no es el final. Hay que seguir investigando y publicando tras doctorarse, pues la sed de verdad no se sacia nunca y la sociedad siempre requerirá de más conocimientos. Al concluir la tesis doctoral, se obtiene no solo el más alto nivel académico, sino conocimientos aplicados, específicos y rigurosos que se pueden trasladar al ámbito de la empresa.

11. CV y salidas profesionales. Existen básicamente tres razones para cursar un Doctorado: de empleabilidad, de promoción académico-universitaria e institucional. En relación con la primera, la destrucción del empleo suele cebarse en las personas con los niveles educativos más bajos. Las posibilidades de ocupación para las personas con esta formación superior rozan el 90%, según estudios de la OCDE. No llega al 1% la población española de 25 a 64 años que cuenta con estudios de doctorado, que constituyen un elemento indiscutible de promoción en determinados ámbitos, como la judicatura o, en general, la función pública.

En segundo lugar, sin el doctorado no se puede hacer carrera académica en la Universidad. Es el punto de partida de la promoción en el escalafón académico. Por último, la Universidad requiere un porcentaje de doctores para su acreditación, en general, y de las distintas titulaciones que ofrece, en particular: un 50% en Grados y un 75% en Másteres. Sin estos porcentajes puede denegarse la continuidad de ciertas enseñanzas y, en el peor de los casos, de la Universidad en su conjunto.

Un buen investigador es una persona ávida de conocimiento, que en su afán de desvelar la verdad en un campo determinado siente como una obligación transferir sus hallazgos a la sociedad para el mejoramiento y progreso de esta. A diferencia de la Universidad tibetana que denunciaba Unamuno, cuyos profesores dormitan dando la espalda al mundo, el auténtico doctor aprende, descubre y transmite su saber al conjunto de los ciudadanos.

Fuente: Comunicae

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