¿Emprendes?

El autoempleo está de moda. Dar explicación al auge del espíritu emprendedor no es fácil, pero lo cierto es que todo encaja: una generación cualificada con perspectiva laboral incierta, formación más que suficiente e iniciativa propia. Cada vez son más los que se lanzan a montar su propia empresa o a trabajar por libre. Para estos aventureros del mundo laboral, la ilusión por trabajar en un proyecto propio pesa más que la incertidumbre.

Hacer dar los primeros pasos a ese “retoño" que es la empresa joven puede quitar horas de sueño, tanto por la carga de trabajo como por las infinitas conjeturas sobre cómo lograr una gestión eficiente y rentable del tiempo, pero la mayoría las da por bien empleadas. Aunque la jornada sea tan larga o más que la del trabajador por cuenta ajena (hay quien dice tener la ilusión óptica de que su reloj marca más de 24 horas al día), el autónomo cuenta con la flexibilidad.

Muchos coinciden en que lo más difícil es saber parar, establecer rutinas en la medida de lo posible y cumplirlas, especialmente cuando se trata de desconectar. Los que lo consiguen cuentan con una motivación especial y con la posibilidad de lograr eso que tanto se nombra y tan poco se practica: la tan cacareada conciliación.

La mayoría de los emprendedores han sido cocineros antes que frailes. Además de la formación académica, tienen experiencia profesional. En muchos casos, este aprendizaje previo sirve de abono para la gran pregunta: ¿y si lo hiciera por mi cuenta? Éste, sin embargo, no es el único caso. También hay quien desea dar un giro a su carrera y se lanza a una aventura completamente diferente.

Hay tantos modelos de negocio como empresarios, ya que crear una empresa no es sólo una opción profesional. En la mayoría de los casos se trata de una actitud vital. ¿Es tu caso?