¿Hay crisis en las escuelas de negocios?
En época de incertidumbre ¿aprovechan los profesionales para ampliar su formación?
Cuando las grandes empresas tratan de reducir gastos, e incluso plantilla, son muchos los profesionales que buscan hacerse imprescindibles. Sin embargo, el precio de los programas de mayor prestigio continúa siendo elevado. ¿Vale la pena invertir en formación?
Como todas las grandes preguntas, ésta no se resuelve con una sola respuesta. Los escenarios profesionales y personales son de lo más variado.
Aunque generalizar siempre es mentir, no resulta descabellado pensar que los programas que cuentan con una amplia trayectoria y un alto grado de especialización serán los menos afectados.
Escuelas como IE o ESADE, fundadas hace varias décadas, han visto otros períodos de vacas flacas. La experiencia es sin duda un instrumento más que válido a la hora de lidiar con un ciclo desfavorable. Por una parte, su nombre es garantía de calidad. Por otra, el perfil de su alumnado cuenta con un poder adquisitivo superior a la media. Posiblemente, quien podía costearse un MBA de esas características en 2006 podrá seguir haciéndolo en 2009.
Además, debido a la vocación internacional de estos centros, buena parte de sus alumnos procede de países en los que la coyuntura económica es diferente.
Otras escuelas, también con una sólida trayectoria, aunque más centradas en el mercado nacional, como EOI o ESIC; o las especializadas, como el Instituto Superior de la Energía o Les Roches Marbella posiblemente no se verán tan afectadas como las de nueva creación o las que imparten programas enfocados al sector inmobiliario.
Los problemas a los que se enfrentan los alumnos habitualmente tienen que ver con la financiación. Algunos bancos, conscientes de esa necesidad, ofrecen préstamos para cursar estudios de postgrado.
La perspectiva laboral desfavorable anima a muchos alumnos a invertir en formación. Algunos, con la intención de conservar su puesto. Otros, conscientes de que el chaparrón, antes o después, pasará, y será más fácil aprovechar la siguiente etapa de bonanza con un postgrado en el bolsillo.