La universidad española continúa demandando financiación para mejorar su competitividad

Sofía Riesco

Aumentar la inversión, atraer y retener talento, mejorar la empleabilidad, asegurar la transferencia del conocimiento o impulsar la internacionalización son algunos de los retos a resolver.

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20 años han pasado desde el primer informe de la Fundación CYD, y todavía quedan tareas pendientes de mejorar en la universidad española, como la financiación, los recursos o la transferencia de conocimiento. Los datos disponibles y recopilados en el Informe CYD 2024 son una llamada a la acción para abordar los retos que el sistema universitario español lleva arrastrando dos décadas.

Las líneas generales continúan siendo las mismas: aumentar la inversión en educación superior, mejorar la empleabilidad de los titulados, potenciar la internacionalización para atraer talento, apostar por la transferencia de investigación y conocimiento, mejorar el acceso y la equidad y acelerar la transformación digital. A excepción del último, potenciado sobre todo por la inteligencia artificial, los retos son los mismos que hace 20 años, señalaba Juan Vázquez, presidente de la CRUE entre 2003 y 2007.

Respecto a la oferta universitaria, José Antonio Mayoral, vicepresidente de CRUE y rector de la Universidad de Zaragoza, planteaba si es la adecuada, y llama a reflexionar si las titulaciones existentes son las verdaderamente necesarias. A esto se añade la poca presencia de las mujeres en el ámbito STEM y el alto nivel de sobrecualificación de los titulados universitarios, que, opina, está relacionado con lo anterior.

Igualmente, cree que con la pandemia se avanzó en la parte digital, pero que todavía queda mucho por hacer en la formación online, a pesar de que muchas universidades ya son capaces de ofrecer certificados digitales, como por ejemplo las microcredenciales. También apuesta por impulsar las titulaciones europeas conjuntas para atraer a más estudiantes internacionales.

A su vez, no hay que olvidar que una de las funciones de la universidad es añadir valor social y económico, y es por ello que la transferencia de conocimiento y la colaboración público-privada es tan importante. Lo señalaba Antonio Abril, presidente de la Conferencia de Consejos Sociales, que indica la importancia de que la universidad transfiera su conocimiento a la sociedad y la empresa, creando empresas y aportando a la economía.

En cuanto al mercado laboral, Emma Antolín, vicepresidenta de la Fundación Antolín, destaca la necesidad de incorporar perfiles transversales, con diferentes culturas y que sepan cómo funciona el mundo actualmente. Y esto, añade, es posible con la formación continua. Por su parte, María Ramírez, estudiante del Grado en Ingeniería Aeroespacial en la Politécnica de Madrid, ve el mundo laboral con esperanza y aboga por crear oportunidades, adaptarse a los cambios y continuar formándose más allá de lo universitario, sino también con experiencias.

La visión de la empresa

La presidenta de la Fundación CYD, Ana Botín, ofreció una visión positiva del sistema universitario pero con varios aspectos a mejorar. Entre los logros destacó la accesibilidad -mejor que en otros países-, la modernización y ampliación de títulos adaptados a las demandas del mercado laboral, y el impacto de las universidades en su entorno, medido por las publicaciones científicas, que están por encima de la media europea.

Sin embargo, aboga por la acción, ya que el análisis de los datos disponibles sirve para progresar y propiciar un diálogo entre las universidades, el sector privado y la sociedad civil. También defiende para la universidad española más recursos, autonomía y competencias propias que estén orientados a la consecución de objetivos, como la atracción de talento internacional.

Preguntada acerca de cuáles son las competencias que buscan las empresas actualmente, Botín respondió que algo tan básico como leer y escribir, a lo que ahora hay que sumar la programación. Es decir, una combinación de habilidades comunicativas y matemáticas, sumado a una formación integral, con valores, trabajo en equipo, colaboración y una mente abierta.


Universidad y discapacidad

La paratriatleta y médica, Susana Rodríguez, -también formada en Fisioterapia por la Universidad de Vigo-, cree que hay que buscar un objetivo común, que es tener una mejor educación, ya que ésta favorece el progreso social y económico. Más que centrarse en la cantidad, defiende la calidad y tener buenos maestros que ayuden a incorporarse al mercado laboral.

Ella, que combinó sus estudios universitarios con el deporte, señala que algunas de las dificultades que se encontró en su aprendizaje fue la falta de conocimiento de sus profesores para atender sus necesidades. Por eso llama a que éstos tengan la mente abierta para ser capaces de transmitir los conocimientos a todos los alumnos y tengan disposición por ayudarles.

Igualmente, cree que es importante que las universidades tengan un contacto estrecho con los colectivos de personas con discapacidad y que se fomente la formación universitaria en etapas tempranas, ya que las personas con discapacidad representan solo el 1,5% del total de estudiantes universitarios. Además, señala que los conocimientos adquiridos durante la etapa universitaria sirven para tener más información y tomar decisiones en momentos vitales.

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