Las empresas valoran el aprendizaje continuo y las habilidades sociales en los titulados universitarios
Los jóvenes buscan la empleabilidad de su carrera, mientras que las organizaciones requieren perfiles con soft skills.

Has terminado la carrera y ahora, ¿qué? Muchos titulados/as se encuentran con que lo que han aprendido en la carrera les sirve para aplicar la teoría en el ámbito empresarial, pero a la hora de resolver problemas, ofrecer soluciones, adaptarse al cliente o desarrollar sus habilidades sociales, no están tan preparados/as como creían.
Tres jóvenes graduados en Ingeniería de Telecomunicaciones, Ingeniería Mecánica y Derecho y ADE han narrado su experiencia al dar el salto al mercado laboral en el debate “El futuro del trabajo: ¿estamos preparados?” que ha organizado la Fundación CYD. En él, representantes de talento de Microsoft, Havas y EY han explicado lo que buscan en los/as candidatos/as: actitud, capacidad por aprender y habilidades de comunicación.
Elegir carrera por su empleabilidad
El primer paso al que se enfrentan los jóvenes es a la hora de decidir qué carrera estudiar. Los tres se guiaron por la empleabilidad de sus titulaciones y por las buenas salidas laborales que ofrecían, y además, porque cuadraban con sus intereses. No obstante, desde la Fundación CYD señalan un desajuste entre lo que estudian los universitarios y lo que demandan las empresas, y apuntan a que con una mejor orientación e información, éste se podría solucionar.
De hecho, cada vez hay menos estudiantes y menos plazas en la rama de Ingeniería y Arquitectura, a pesar de ser la que ofrece mejores condiciones laborales y los que más demanda tienen en el mercado de trabajo. Sin embargo, hay más estudiantes en Ciencias Sociales, Derecho, Artes y Humanidades, donde la tasa de afiliación a la Seguridad Social es más baja.
También existe cierta descompensación de la presencia de mujeres en carreras tecnológicas y de ingeniería. Covadonga Díez, graduada en Ingeniería de Tecnologías y Servicios de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Madrid, cree que hay una falta de información acerca de las posibilidades que ofrecen estas carreras. Destaca los programas de mentoría como una solución para dar a conocer todas las posibilidades, y señala como motivos de este desajuste la falta de referentes y la percepción social de que es un mundo predominantemente masculino.
¿Qué buscan las empresas?
Si bien los perfiles STEM son los más buscados en todo tipo de sectores -y por lo tanto, más difíciles de encontrar-, se ha producido una evolución de los profesionales que las compañías incorporan a sus plantillas. Ahora se buscan personas con conocimientos técnicos -tecnológicos y digitales-, pero también con ciertas habilidades: comunicación, adaptación, aprendizaje continuo o curiosidad son las más demandadas.
Es decir, ya no importa tanto el título en sí sino lo que es capaz de demostrar y aportar la persona, y sobre todo, su capacidad de aprendizaje. De hecho, en ocasiones son las propias empresas las que forman a sus empleados en lo que necesitan, sobre todo en análisis de datos e inteligencia artificial, ya que no logran encontrar los perfiles que buscan.
Es por eso que animan a los titulados a no conformarse con la formación recibida, sino por continuar ampliando sus conocimientos en ámbitos y tecnologías punteras. Además, creen que el futuro del empleo pasará por crear acuerdos con compañías que formen a la plantilla en aquellos aspectos que les faltan y que no logran encontrar.
Barreras entre universidad y empresa
Si bien las empresas no encuentran los perfiles tan especializados que necesitan y optan por formarles, los titulados universitarios tampoco creen que toda la teoría del Grado se adapte a la realidad empresarial. Éstos destacan una falta de formación en habilidades sociales en lo relativo al trato con el cliente y aportar soluciones.
En este sentido, las prácticas juegan un papel clave, ya que ofrecen una primera toma de contacto con lo que buscan las organizaciones. Carlos Martínez, graduado en Ingeniería Mecánica e Ingeniería del Automóvil en la Universidad Nebrija, comenzó a hacer prácticas durante la carrera para saber lo que se esperaba de un ingeniero en la industria. En la empresa descubrió que la habilidad para resolver problemas de la que le dotaba su carrera le servía, pero que a su vez debía estar al corriente de otros ámbitos, como la política o la economía, que afectan a su sector, el del automóvil.
Por su parte, las empresas buscan precisamente esas habilidades sociales. Saber adaptarse a entornos cambiantes, trabajar en equipo, ser flexible, tener pensamiento crítico o capacidad de escucha son las soft skills que demandan. Éstas se pueden adquirir a través de actividades complementarias, como voluntariados, experiencias internacionales, idiomas y prácticas.
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